Más o menos dos meses antes de mi cumpleaños, mi hermano Fernando me dice que fue a una terapia, que vió a mi papá y que me regalaría la terapia para mi cumpleaños número 20... Y aquí comienza el verdadero cambio de mi vida. 13 de junio del 2019.
En el transcurso de la terapia fui dándome cuenta que sabía de algunas cosas que hablaba Marcela, cómo la alineación de chakras, por qué se bloqueaban y que representa cada uno. Ella me dijo que el único chakra bloqueado era el sacro, pero que en general estaba bien conectada conmigo misma. Luego de la alineación, pasamos a probar la medicina, estaba intrigada de cómo se consumía, y para mi suerte que soy consumidora de marihuana, era un bong o pipa de agua. 
Cuando fumé la primera vez no sentí nada, luego la segunda, cuando comencé a exhalar el humo, toda mi vista panorámica se fue alejando, se escuchaba un pitido cada vez más agudo y en cuestión de segundos mi alma deja mi cuerpo terrenal, es inexplicable la sensación, es como volar a mucha velocidad. Luego de eso "llegué" a una sala de operación en un hospital, veía luces y doctores arriba mío, gritando "¡se nos va, se nos va!" Y yo solo pensaba en que no quería morir y sentía como mi corazón dejaba de palpitar. Cuando sentí mi último latido fue la calma más exquisita que he sentido en la vida, pero a penas dejó de palpitar ví una luz blanca que se comenzó a hacer parte de mí, y me transportó a lo que yo llamo "mi yo verdadero". 
El lugar era como una galaxia de tonos rosados y púrpura, mis dedos de las manos eran muy largos, delgados y morados. Miro al frente y está mi papá con su chaleco de siempre, su aroma de siempre, sonriente y carismático. No sé qué tipo de lenguaje usamos para comunicarnos, pero entendí a la perfección lo que quería transmitir. 
No sé cuánto tiempo estuve ahí, pero cuando ya "iba de vuelta" pude ver toda mi vida, y fijarme en situaciones que me conectaban con el momento que estaba viviendo. La medicina me mostró personas específicas que de alguna forma se cruzaron en mi camino y contribuyeron a la persona que soy hoy. Por ejemplo, recordé a mi profesora de yoga que me enseñó a respirar consciente, a la madrastra de una amiga que me dió a conocer la biodecodificacion, a la esposa de mi suegro que siempre me habló de la meditación y la conexión con seres que ya no están en este plano, entre muchas otras más personas que estaban destinadas a encontrase conmigo.
También me di cuenta del ego que llevamos dentro. Cuando llegué del viaje lo primero que me fijé fue en que andaba vestida solo de negro y todas las prendas Adidas, enseguida me cuestioné por qué me vestía así si soy un ser tan maravilloso lleno de colores, y en qué realmente me aportaba andar vestida así. 
Me pedí mil veces disculpas por no haberme tratado con amor y por haber pensado que ya no sería capaz de nada. 
En ese viaje ví hasta a mi sobrina Julietta, que aún no nacía y se veía tal cual es ahora, y siento una conexión tan bonita con ella que llego a pensar que es gracias a la terapia.
La terapia no solo me entregó la respuesta a lo que iba, sino que también me entregó mucha información valiosa que atesoro y recuerdo todos los días, para seguir siendo feliz, sabiendo que todo está en mí, que soy un ser maravilloso, que puedo activar mi glándula pineal cuando yo quiera, y que no hay nada más importante que el amor.
Desde ese día me esfuerzo en cuestionar mis acciones, mis pensamientos, y todo en realidad. He mejorado relaciones, he mejorado la relación conmigo misma, y todo gracias al amor infinito que tengo dentro.
Marcela es una excelente guía, su abrazo al final fue lo que terminaría mi sanación porque transmite mucha paz y amor verdadero. Estoy infinitamente agradecida.